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Como elegir un vino blanco

Preparar una cena significa un acto de amor, y como tal, debemos elegir los ingredientes indicados, el menú, la decoración… todo debe ser perfecto. A fin de cuentas, le vamos a mostrar a alguien cuanto lo queremos. Y lo que no puede faltar es un buen vino.

Pero lo cierto es que elegir el vino es una tarea que debe tomarse con seriedad. El gusto personal y la experiencia son la mejor guía al respecto pero existen algunas pautas suficientemente contrastadas que conviene no perder de vista.

La relación entre vino y comida puede buscarse por afinidad o por contraste de sabores, aunque hay quien es partidario de tener en cuenta la textura o el aroma de los platos a la hora de combinarlos con el vino. Lo bueno de elegir el vino es que casi siempre lograrás una buena combinación. Pero aprender algo nuevo nunca está de más.

Para esta ocasión te contamos un poquito de los vinos blancos. Muchas veces se cree que solo hay un tipo de vino blanco, y lo cierto es que no. Existen tres tipos que se destacan: los ligeros, los que tienen cuerpo y los criados en madera.

Lo principal a tener en cuenta de estos vinos, cualquiera de los tres, es que van a la perfección con lo que respecta a los platos marinos. Lo que tienes que tener en cuenta es la forma de cocinar esos platos para saber que tipo de vino va mejor.

Blancos ligeros
Crustáceos cocidos, pescados blancos poco condimentados (cocidos, a la plancha, a la barbacoa), fiambres poco especiados.

Blancos con cuerpo
Crustáceos a la parrilla, moluscos de concha (ostras, almejas), pescados de sabor pronunciado.

Blancos criados en madera
Pescados y mariscos fuertemente condimentados, carnes de pollo o ternera a la brasa, ahumados, pescados marinados.

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